Ya hemos abordado el tema de los hábitos y por qué es importante comprenderlos y aprovechar nuestra tendencia natural a establecerlos, para beneficio de nuestra vida tanto profesional como personal. Los hábitos son una manera en la que nuestro cerebro busca eficientar su trabajo, así que, para bien o para mal, los tenderá a establecer para ahorrar tiempo y esfuerzo.
También ya abordamos en variadas ocasiones la necesidad de aprovechar todas las ventajas que nos ofrece la claridad mental que tenemos por las mañanas después de despertar. Innumerables ejemplos y explicaciones, así como artículos y hasta libros existen al respecto, y ya iniciamos con el tema relacionado a la productividad y el ejercicio en La clave para adoptar un hábito.
Ahora mezclaremos ambos conceptos para entender cómo es que, con el tiempo, el ajetreo de nuestra vida y las malas costumbres producto de nuestra mala educación y búsqueda de comodidad, nos hace desaprovechar todo lo que podemos hacer en las mañanas por nuestro crecimiento personal, nuestra productividad y nuestra paz interior. Y sí, también por nuestra felicidad y capacidad de disfrutar del día sana y balanceadamente.
Así que, de ya y sin buscarle pretextos (como también ya hemos mencionado antes), deja estos malos hábitos que solamente te mantendrán detrás del éxito y detrás de tu felicidad hasta que las superes. Recuerda estoicamente que solamente tienes un tiempo limitado en el planeta. Y las mañanas son clave para aprovecharlo y disfrutarlo.
1. Presionar el botón Snooze
Se supone que pones la alarma porque tu objetivo es despertar temprano. Si lo que haces en el momento en que suena es presionar el botón SNOOZE, lo primero que estás aceptando en el día es que fallarás, que no cumplirás tu primer objetivo del día. Y ¿qué crees que significa eso para el resto de tu día?
En cuanto suene tu alarma apágala, levántate y en lugar de perder tu mañana tratando de volver a dormir (lo cual no harás bien de todos modos después de que te despertó la alarma por razones que tienen que ver con con el sueño y que analizaremos a fondo después), aprovecha ese tiempo para leer, hacer ejercicio, bañarte con agua fría, meditar, escribir… hacer ejercicio, o cualquier otra cosa productiva y beneficiosa que ayude a establecer el tono positivo de tu día desde el principio.
2. Utilizar tu teléfono en cuanto te despiertas
Cada vez un problema más común y cada día más arraigado: despertar con la alarma de tu teléfono y, después de picarle SNOOZE, ponerte a checar las notificaciones que llegaron en la noche. Y lo peor es que ni siquiera son solamente las notificaciones de mensajes de WhatsApp; eso es solamente es el pretexto para enseguida darte cuenta de que ya perdiste 20 minutos deslizando además las notificaciones de Facebook, Instagram, Pinterest y Twitter.
Métete desde ahorita esto en la cabeza: NO IMPORTA LO QUE HAYA PASADO EN LA NOCHE SINO HASTA QUE LLEGUES A TU TRABAJO. Cualquier cosa que haya sido urgente mientras dormías, o ya te perdiste la novedad o, si realmente era importante, te hubieran llamado y no mandado un mensaje. Ninguna notificación es tan importante como para hacerte perder el tiempo valioso que tienes en las mañanas para avanzar en tu mejoramiento personal y en las cosas que importan.
Además, ¿sabes qué haces al consultar en cuanto despiertas tu teléfono? Dejar que éste, la gente necesitada de atención y las vicisitudes del mundo externo dicten tu día y tu vida e influyan en lo que pensarás y en cómo te sentirás el resto del día. Y eso no es nada bueno para tu persona y tu futuro. Además es señal de adicción.
Tip: si tu autocontrol está por los suelos, consíguete un despertador de verdad y deja de usar el teléfono para eso.
3. Quedarte con tus ideas en tu cabeza
Esto requerirá su propio artículo específico en el futuro, pero por ahora es importante saber que no es bueno quedarte con las cosas en tu cabeza. Y mucho menos esas cosas que piensas y se te ocurren después de despertar. Sácalas. Y no me refiero a escribir lo que soñaste, lo cual tampoco es mala idea, pero no es lo importante.
A través de la historia y también con ejemplos de personajes actuales, sabemos que escribir en un diario especialmente por las mañanas todos los días es una de las mejores formas de establecer un tono productivo a tu vida y con el tiempo beneficiará a tu vida en demasiadas formas.
No en vano Benjamín Franklin dejó cientos de cuadernos en los cuales escribía todas las mañanas sobre sus planes, sus ideas, su agenda para el día y sus prioridades. Además, te ayudará a relajarte si lo tuyo no es la meditación tradicional.
¿Cuántas veces se te ocurrió algo, no lo apuntaste, y luego te arrepentiste de no haberlo hecho?
Consigue un cuaderno para eso, y escribe diario todas las mañanas.
4. Ignorar tu calendario o agenda
Las cosas que no se establecen (y de preferencia con un horario específico) es poco probable que se hagan.
Deja de ignorar tu agenda por las mañanas, favoreciendo que durante el día tengas que estar haciendo las cosas conforme vas teniendo tiempo para ello. Esta técnica solamente hará que lo «urgente» le gane a lo verdaderamente relevante y que las necesidades de los demás dicten tu vida, dejando lo tuyo y lo importante para después. Y ya sabemos que eso quiere decir que en realidad nunca se hará. O si acaso, se hará a medias.
Todas las mañanas establece tu agenda de prioridades. No una lista de «cosas por hacer» (eso lo hace cualquiera y pocos lo cumplen), sino una que especifique tus 2 o 3 prioridades del día: el trabajo o la actividad que al terminar el día te hará pensar que fuiste productiv@. Si después de lograr esas dos o tres prioridades te quedó tiempo para lo demás, que bien. Y si no, tu día ya cumplió su cometido de todos modos. ¡Palomita!
Puede esta agenda ser parte de tu diario o una agenda aparte, pero si no la tienes te urge establecerla en tu vida antes que tengas que hacerlo más forzosamente. O que tengas que decir: “¿por qué no llevé una agenda?”
Así que, acostúmbrate a llevar una agenda será uno de tus mejores hábitos.
5. Quejarte
«Qué flojera!», «Es muy temprano!», «Cómo me gustaría quedarme en la cama», «Ya voy a ver de nuevo a esa o ese insoportable!», «Ya se me enfrió el café!». Simple: DEJA DE QUEJARTE. Y mucho más importante: DEJA DE QUEJARTE POR LAS MAÑANAS. Aprende a disfrutar de las experiencias negativas.
El tono con el que inicias tu día naturalmente permeará en el resto de tus actividades, tu enfoque de pensamiento y tus hábitos. Dicho de otra forma, las palabras y enfoques que utilizas para iniciar tu día afectarán tu psicología para el resto de tu jornada. Así de sencillo. Así que, como ya lo hemos abordado antes, deja de quejarte.
6. Comer un desayuno poco saludable
¿Eres de los o las que por andar a las carreras en la mañana (seguramente porque le picaste al botón SNOOZE), solamente tienes tiempo de hacerte un cereal o comerte una dona con café? Mejor no desayunes y espera a que más tarde te dé hambre, y hazte un tiempo para desayunar bien. Algo con huevos, por ejemplo.
Contrario a lo que sigue pregonando la cultura tradicional, no necesitas desayunar antes de salir de tu casa (tus ancestros no lo hicieron por cientos de miles de años). Es lo ideal solamente si te das el tiempo de desayunar sanamente con tu dotación obligatoria de proteína. Si tu opción son unos hot cakes o un «cereal saludable», mejor vete sin desayunar al trabajo. De hecho así le harás un favor al estado cetónico de tu organismo.
Si lo que vas a desayunar son carbohidratos, lo único que harás es intoxicar tu cuerpo desde la mañana. Y eso tampoco es nada bueno.
Nos quedan otros malos hábitos
Obviamente existen más de 6 hábitos que debes dejar de hacer por las mañanas, pero el resto de puntos los abordaremos en futuros artículos. Para comenzar a cambiar tu vida, primero ocúpate de estos. ¡Ya!
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