Si existe una clave para fomentar la lealtad de los clientes de cualquier marca, servicio o institución, es dejar muy clara la misión correcta. Bien establecida, no será solamente una frase en la pared.
En general, el motivo por el cual somos fieles a una marca es su conjunto de valores. Con el tiempo (y a veces rápidamente), cierta marca se convierte en la favorita de un segmento debido principalmente a la concepción de ese mercado sobre la empresa que lo vende, más que por el producto en sí.
Simon Sinek, autor de Start With Why lo resume en una frase: «La gente no compra lo que haces, compra el por qué lo haces». En otras palabras, la lealtad de un cliente es emocional y la mayoría de las veces poco tiene que ver con el producto o servicio mismo. Aunque éste último también importa, pero solo en realción con la misión.
Es por esto que cada vez las mejores marcas se esfuerzan más por combinar elementos físicos, emocionales y lógicos en una experiencia excepcional tanto para los clientes como para los empleados.
Y una de las claves principales para lograr una empresa o institución a la cual un gran mercado le sea leal, es precisamente lograr primero la lealtad de sus propios empleados y colaboradores.
Las empresas de mayor éxito son las que se mantienen fieles a sus valores fundamentales a lo largo de los años y crean una empresa de la que empleados y clientes se sienten orgullosos.
Sin embargo, llegar hasta ahí no resulta nada fácil. Pero una misión correctamente establecida y apropiadamente diseñada es el primer gran paso para lograrlo.
El qué y por qué en tu misión
El objetivo de una declaración de misión es describir no solamente el qué y el quién de una empresa, sino también agregarle una concepción de largo plazo que integra el como y, principalmente, el por qué.
En otras palabras tu misión debe establecer clara y concisamente la razón de ser de tu empresa, independientemente del objetivo financiero.
A medida que una empresa crece, sus metas y objetivos podrían cambiar. Por eso, las declaraciones de visión deberían revisarse siempre que sea necesario para reflejar la cultura de la empresa en constante cambio, a medida que se alcanzan los distintos objetivos.
Sin embargo la misión debe mantenerse constante, muchas veces inclusive aunque el producto o servicio ofrecido cambien. Porque la misión, al final, es más interna que externa. Pero es un aspecto interno que se reflejará con el tiempo en todo lo que el mercado vé y conoce de la empresa y sus productos.
«A los clientes no les gustará una empresa, si esta no les gusta primero a sus empleados», lo resume Sinek.
3 ejemplos de misiones bien establecidas
IKEA
«Nuestra visión es crear una mejor vida cotidiana para la gente. Para esto, ofrecemos una amplia gama de funcionales y bien diseñados productos a precios tan bajos que estén al alcance de todos.»
En resumen, primero el por qué, y luego el compromiso con el cómo. Independientemente del tipo de productos.
Life Is Good
«La Comunidad de Life is Good comparte una simple y unificadora misión: propagar el poder del optimismo.»
Así, esta marca diseña y vende playeras y otras prendas con mensajes como “aprovecha el día” o “pronóstico: mayormente soleado”, pero utilizando siempre el 10% de las ganancias para ayudar a niños de países del tercer mundo, invirtiéndolo en programas que llevan ayuda a quienes más los necesitan.
Patagonia
«Construir el mejor producto, sin causar daños innecesarios, y utilizar el negocio para inspirar e implementar soluciones para la crisis ambiental.»
Claramente, el mercado meta de Patagonia (personas activas y en contacto con la naturaleza) tiene todas las probabilidades de hacerse leal a una marca que se compromete con que su negocio siempre funcionará de maneras que no dañen el medio ambiente y hasta promuevan su cuidado.»
Así que, la idea ya la tienes.
Ahora ¿cuál sería la misión de tu negocio o institución después de haber comprendido su verdadera importancia?
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