Todos queremos ser exitosos. Sin importar la definición de éxito que tenga cada quien (dinero, familia, superación personal, conocimiento, salud, etc.), las dos claves personales más importantes para lograrlo en la vida son la inteligencia y el autocontrol.
Claro que el éxito en la vida también depende de las circunstancias en las que naces y te desarrollas y de las conexiones personales que haces (algunos opinarán que de hecho esto es mucho más determinante), pero tanto la inteligencia como el autocontrol son personales.
Sin embrago, aunque suene a que lo personal sí depende de uno mismo y no de las circunstancias que nos rodean, la inteligencia es también en gran parte circunstancial y poco podemos hacer mucho para desarrollarla más allá de la capacidad (o tipo de inteligencia, porque hay varios) con la cuál nacimos.
Pero lo que si podemos desarrollar es el autocontrol.
También conocido como fuerza de voluntad, motivación o paciencia, el autocontrol es mucho más importante para el éxito en la vida de lo que muchos se imaginan. O se imaginaban, porque un muy famoso estudio que se llevó a cabo los últimos 40 años probó la gran importancia del autocontrol.
El experimento de los bombones
A finales de los años 60, Walter Mischel, un profesor de psicología de la Universidad de Stanford, inició una serie de experimentos para explorar los alcances y la naturaleza del autocontrol.
En estos experimentos, el equipo de Mischel probó a cientos de niños de entre 4 y 5 años, y con esto reveló qué tan importante es el autocontrol para el éxito en la vida.
El experimento consistía en poner a cada niño en un cuarto, sentado en una silla frente a una mesa, y dejando un bombón frente a él o ella.
Antes de salir del cuarto, el investigador les decía que tardaría 15 minutos en regresar, que se podía comer el bombón si quería hacerlo, pero que si aguantaba en comérselo hasta que regresara, le daría otro más. Sin embargo, si el investigador regresaba y el niño había comido del bombón o se lo había terminado, no recibiría otro.
La decisión era simple: un bombón ahora, o dos después.
Como puedes constatar en los videos de este experimento (el cual se ha replicado de distintas formas desde el original), los niños instintivamente recurrieron a diferentes métodos para intentar (muchos sin éxito) soportar la tentación de comerse el primer bombón.
Y, aunque el experimento hasta ese momento probaba que desde niños los seres humanos desarrollan naturalmente técnicas para resistir tentaciones y ejercer el autocontrol, los resultados más importantes llegaron décadas después.
Mientras los niños fueron creciendo, los investigadores siguieron la vida de varios de ellos y les aplicaron exámenes así como evaluaciones de su desarrollo en varios aspectos de su vida. Y los resultados fueron sorprendentes.
Resiste y serás mejor
En mucho mayor porcentaje, los niños que habían esperado para dos bombones resultaron más exitosos en su vida: consiguieron mejores calificaciones, más llegaron a graduarse de una carrera universitaria, ganaban más en sus trabajos, tenían matrimonios más felices, se divorciaron menos, y hasta tenían menos niveles de obesidad que los niños que se comieron el primer bombón en cuanto se los dieron.
En otros experimentos se encontró que los niños que se esperaran a los dos bombones tienen más actividad en el cortex prefrontal, la parte de tu cerebro a cargo de pensar, razonar y de ejercer el autocontrol.
Así que los resultados de estos experimentos prueban que en gran parte la capacidad de una persona de retrasar las gratificaciones es determinante de su éxito en varios aspectos.
Y suena lógico cuando analizamos que la falta de autocontrol es responsable de muchos problemas en la vida, como la obesidad o no comer saludablemente, la inestabilidad marital o en el trabajo, la mala administración financiera, las adicciones, la falta de control de los deseos sexuales y de las emociones más destructivas.
Inclusive, se ha encontrado que el mayor vaticinador del comportamiento criminal, y especialmente el comportamiento criminal violento, es la falta de autocontrol. Es decir que definitivamente la agresión comienza cuando se detiene el autocontrol.
¿Pero entonces cómo podemos desarrollar más autocontrol?
El poder de retrasar las gratificaciones
A pesar de que sabemos existen, por la naturaleza de su personalidad, personas con mayor autocontrol que otras, el autocontrol sí puede desarrollarse, y la prueba se encontró con una variante del Experimento del Bombón, llevado a cabo en la Universidad de Rochester.
Esta vez los niños fueron divididos en dos grupos: uno fue expuesto a experiencias poco gratificantes y el otro a experiencias muy gratificantes.
Por ejemplo, al primer grupo se le prometieron cosas que no se les cumplieron, y al segundo grupo los investigadores les cumplieron todo lo que les prometieron. Más stickers, más o más grandes crayones para colorear, etc.
Los resultados después del experimento concluyeron que los niños expuestos a ambientes gratificantes lograron tener mucho más autocontrol que los niños expuestos a promesas incumplidas.
Autocontrol = Disciplina
Y esto, en general, hubieran o no pasado la prueba del Bombón cuando estaban solos.
En otras y más simples palabras: si quieres tener éxito en algo, en algún punto tendrás que desarrollar la habilidad de ser disciplinado y tomar acción en lugar de distraerte y hacer lo que te viene más fácil.
El éxito en casi cualquier campo requiere ignorar lo sencillo en favor de lo más difícil.
Lo que tienes que hacer es hasta cierto punto simple: que tu cerebro acepte que es más valioso esperar y que, puede de hecho lograrlo.
Y, sin importar lo que quieras lograr, ya sea comer sano, ejercitarte, o comenzar un hobbie productivo; para eso puedes utilizar algunas sencillas técnicas.
4 maneras de lograr mayor autocontrol
- Comienza en pequeño. Que tu nuevo hábito comience con algo a lo que no puedas decir no.
- Mejora una sola cosa, en un 1%. Y hazlo de nuevo al siguiente día.
- No rompas la cadena. Busca una manera visible de corroborar que lo estás haciendo consistentemente.
- Comienza a hacerlo en menos de 2 minutos. Acomoda las circunstancias o la cantidad para que no te dé tiempo de arrepentirte o distraerte.
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